martes, 1 de abril de 2014

REGÁLAME PARÍS

Cuando Yolanda llega a París con Alejo, su amante progre y engreído, con la idea de solucionar viejos problemas familiares y abandonarle en cuanto regresen a España, no se imagina ni por asomo que va a encontrarse de frente con su destino. Ese destino se llama Patrick.

“Quiero que me regales París”


Esta propuesta, tras el abandono de Alejo y el enfado monumental de Yolanda, vuelve su mundo del revés. Patrick la acoge en su piso y a cambio le propone que sea su filtro, los ojos que le muestren París para plasmar esas vivencias en un corto. Ella acepta por varias razones: en primer lugar, necesita quedarse en París para poder resolver asuntos y cerrar esas viejas heridas familiares. Además, no tiene trabajo y por ende, tiene poco dinero, lo que supone que ese trato le permite quedarse sin gastar demasiado dinero. Y por último, aunque no por ello menos importante, Patrick es realmente un hombre tentador. Y ambos se imaginan lo que podría suceder. La atracción entre ambos es eléctrica y adictiva, lo que les conduce a un tira y afloja que desembocará en una intensa relación sentimental.

Pero además, Yolanda construirá también en París una relación con Sylvie, cerrando de ese modo un capítulo de  su infancia que la atormentaba. De la mano de Patrick, que la ayudará en su camino y se convertirá en parte esencial del mismo, Yolanda conseguirá cerrar esas viejas heridas y construir sobre ellas los cimientos de una relación con su recién conocida hermana. El mundo de ambas mejorará al conocerse, y además, el descubrimiento mutuo hará que comprendan cuánto las quería su padre y cuánto deseaba que entre ellas se impusiera el amor y no los rencores. Pero no vamos a dar más datos para que descubráis esa parte de la historia vosotros mismos, ya que es el motor que impulsa a Yolanda a viajar a París.

Al final Yolanda deberá decidir entre una vida en España, bajo el control de su madre y con un trabajo que viene y va, o una vida en París con el amor de su vida y con las mismas posibilidades laborales que en España.


LOS PERSONAJES

Los protagonistas de la historia son Patrick y Yolanda, pero también hay secundarios que destacan, como Violette, Sylvie o Marc. Estos y otros secundarios y las historias que para ellos construye la autora (Olivia Ardey) contribuyen a que toda la trama quede completa, a redondear mejor la psicología de los personajes, para que no queden planos o huecos.

Yolanda es una mujer resuelta, que sabe lo que quiere y cómo conseguirlo (detalles como querer aprovechar el dinero de Alejo para viajar a París dejan ver su cara egoísta),  aunque con un corazón enorme. Su físico es secundario para ella, de hecho, le pone poca atención a su vestuario y no sabe sacarse partido, lucirse. Sin embargo, su gran habilidad es que sabe qué necesita la gente que tiene a su alrededor, sabe hacerles felices… Empatía. Yolanda es la sonrisa, a pesar de sus heridas familiares, de una madre que no sabe quererla y de no acabar de valorarse a sí misma. Yolanda reparte felicidad.

Patrick es un atractivo director de cine, guapísimo y motero para más señas, con buen corazón pero con un punto de egoísmo y posesión que a veces crea conflictos. Nadie es perfecto. Sin embargo, esta mezcla de hombre guapo y malote pero legal lo hace completamente irresistible. Y además, hace que el personaje sea humano y no una simple caricatura. Todas queremos un Patrick en nuestra vida (y la que diga que no… ¡miente como una bellaca!).


Y vamos con algunos de los secundarios… Violette es una joven que trabaja para Patrick por circunstancias de la vida. Dicharachera, divertida e impulsiva, se convierte en el apoyo femenino de Yolanda en París y consigue sacar su parte más femenina y divertida. Junto con las mujeres que viven en el edificio y el barrio (Madame Lulú, Odile, el matrimonio Laka…), protagonizará algunos de los momentos más divertidos de la novela. La fiesta de Madame Lulú en un local de ambiente liberal no tiene desperdicio…

Y a esta rubia dicharachera le hacía falta un buen hombre a su lado, y este no será otro que Marc Laka, el sobrino del adorable matrimonio que regenta la frutería del barrio y el mejor amigo de Patrick. Médico, guapísimo… y negro. Aunque esto pueda generar algún que otro conflicto, Violette está encantada con su bombón de chocolate. ¿Y quién no lo estaría?

Otro personaje secundario pero que resulta clave en la historia es Sylvie, su hermana por parte de padre. Su relación empieza tarde y mal, pero gracias a la testarudez de Yolanda la cosa cambiará entre ellas y llegarán a sentirse realmente hermanas. Hay un punto clave en Sylvie que condiciona toda la trama entre las hermanas. ¿Cuál? Leed la novela para descubrirlo…


REGÁLAME PARÍS Y OLIVIA ARDEY

Debo confesar que Regálame París (Versátil, 2013) es la primera novela que he leído de Olivia Ardey. La descubrí gracias a una buena amiga, que además me presentó a Olivia en persona (¡un placer!), en una mesa redonda sobre literatura romántica: Yo leo romántica, ¿y qué?. Y la verdad es que me gustó su estilo: fresco, directo, con personajes de carne y hueso, que escribe novela romántica y erótica, pero sin caer en nada vulgar. Sus escenas de sexo destilan un erotismo refinado, con elegancia,  sin expresiones de mal gusto y a la vez sin cursilerías. Además, se nota el trabajo de documentación que realiza antes de escribir. Realmente Olivia describe París y conoce sus rincones, costumbres francesas, etc.

En definitiva, Olivia Ardey consigue en Regálame París transmitirnos una historia de amor y pasión, pero también nos transmite una historia de amistad, de amores y odios familiares… una historia completa.


Mi viaje por París ha sido todo un placer. He reído, me he emocionado, me he enamorado de un motero alucinante y he descubierto el encanto de una ciudad que atrapa por los cinco sentidos. Olivia nos ha hecho un magnífico regalo… ¡Gracias por regalarnos París!




2 comentarios:

  1. ¡Gracias guapísima! Y me alegra un montón que hayas destacado el carácter egoistón de Yolanda, siempre he dicho que mis personajes tienen defectos porque eso precisamente los hace de carne y hueso. Un besito.

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    1. ¡Gracias a ti! Sin duda, es un placer encontrarse con esos personajes de carne y hueso. Besitosss

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